Marga Clark regresa con el compendio de toda su obra fotográfica

Cuatro décadas de trabajo reunido en Cosmogonía.

«Fue en la oscuridad del laboratorio donde empecé a ver por primera vez». Es la confesión de la fotógrafa Marga Clark que tras varios años volcada en su actividad poética y literaria regresa al universo psicológico de la mirada a través de su cámara de fotos. Marga Clark nos invita a un recorrido por cuatro décadas de trabajo reunido en Cosmogonía, una exposición que se puede ver en la Fundación Antonio Pérez (Cuenca) y en el Museo de la Fotografía F.A.P. (Huete).

La escritora y artista fotógrafa madrileña confiesa que su trabajo es una manera de cuestionarse a sí misma y una excusa para adentrarse más en todo lo que la rodea. Con esta premisa, Cosmogonía propone adentrarse en su universo a través de las tres épocas que marcaron su carrera.

La primera, Movimiento Estático (1976-1985), comienza con un cambio fundamental en la vida de Clark cuando a mediados de los años 60 le conceden la Beca Margaret Cage que la lleva a realizar estudios universitarios en Nueva York en instituciones como Bennet College, el Hunter College o el Centro Internacional de Fotografía.

En los años 70 ya es la fotógrafa oficial de la Oficina Española de Turismo en la Gran Manzana. Pero detrás de los retratos de las personalidades que inmortaliza en aquellos años, y tras haber estudiado con el gran maestro del retrato, Philippe Halsman, Clark busca la excusa para adentrarse en todo lo que le rodea y surgen una serie de obras que nos trasladan a una ‘dualidad realidad-fantasía, consciente e inconsciente’ como escribiría Juan Cruz en El País.

Estas fotografías de Marga Clark enfrentan al objeto consigo mismo a través de la magia del movimiento. No le interesa lo estático sino el movimiento que se produce al yuxtaponer el objeto consigo mismo. Busca ese momento ‘único y permanente que desafía a lo instantáneo’. Le interesa esa relación principio/fin.

Escribe Román Gubern en el prólogo del libro Movimiento Estático: ‘Mediante el montaje, o yuxtaposición seriada de encuadres, los espacios representados se construyen, se destruyen y se transforman, como en una mirada caleidoscópica’.

Esta etapa concluye con el primer gran reconocimiento a la artista cuando en 1985 el MOMA de Nueva York adquiere varios ejemplares de su primer libro de fotografías: Static Movement-Movimiento Estático.

Transformaciones (1985-1988) es la segunda época de la artista madrileña con imágenes, como las que describió Rafael Canogar en el prólogo del catálogo de la exposición en la galería Juana Mordó, en 1988, que son ‘el alfabeto con el que Marga nos da un determinado texto para comunicarnos conceptos y reflexiones sobre lo intemporal y lo sublime’.Un lenguaje que se configura en trípticos de imágenes que van del color al blanco y negro y que aspiran a la perpetuidad mediante la combinación de formas y texturas que confluyen en la abstracción que indulta a lo condenado al olvido.