John Singer Sargent: París deslumbrante

Del 23 de septiembre de 2025 al 11 de enero de 2026, una de las figuras más celebradas de la pintura internacional regresa al lugar donde forjó su identidad artística. La exposición John Singer Sargent. Dazzling Paris, organizada en colaboración con el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, reúne más de 90 obras que documentan la década decisiva que el pintor estadounidense vivió en la capital francesa.

Sargent llegó a París en 1874, con apenas 18 años, para estudiar en el taller de Carolus-Duran. En esos diez años, hasta 1884, construyó un lenguaje pictórico que lo situó entre los retratistas más audaces de su generación. Fue aquí donde pintó obras maestras como el retrato de Madame Gautreau (Madame X), presentado en el Salón de 1884 y convertido en un escándalo que lo empujó a mudarse a Londres. Desde Arte.news creemos que este episodio resume la tensión entre el virtuosismo técnico del artista y la modernidad provocadora de su mirada: la pintura no solo retrataba, sino que desafiaba las normas sociales.

El recorrido muestra cómo Sargent se integró en el vibrante París de la Tercera República, rodeado de escritores, coleccionistas y mecenas que le abrieron puertas. Muchas de esas redes estuvieron formadas por mujeres —modelos, críticas y amigas— que jugaron un papel central en su ascenso. Retratos como el de las hijas de Edward Darley Boit, que Henry James describió en 1883 como “extrañamente inquietante”, evidencian tanto su maestría técnica como su capacidad para captar la psicología de una época.

Aunque raramente pintó escenas de “vida parisina”, Sargent convirtió la ciudad en punto de partida de viajes por Europa y el norte de África, de donde trajo paisajes impregnados de exotismo, misterio y sensualidad. Pero fue en el retrato donde se consolidó como heredero moderno de Velázquez, un pintor capaz de otorgar a sus modelos una presencia magnética, casi teatral, que fascinó al público y a la crítica.

© Musée d’Orsay – L. Striffling

La exposición dedica una sección especial al célebre escándalo de Madame X, obra que el propio artista consideró “lo mejor que jamás hice”. También revisa sus vínculos perdurables con Francia tras su marcha a Londres: desde su apoyo a la entrada de la Olympia de Manet en las colecciones nacionales en 1890 hasta la compra por el Estado de su gran retrato de Carmencita en 1892, un gesto insólito hacia un retratista estadounidense.

Para Arte.news, esta muestra no solo recupera a un artista eclipsado en Francia frente al reconocimiento que goza en Inglaterra y Estados Unidos. También nos recuerda que la pintura de Sargent, con su mezcla de audacia, virtuosismo y psicología social, sigue interrogando nuestra manera de mirar la modernidad.

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