Pablo Reinoso. “La vida se mueve”: el arte como respiración en el Museo Nacional de Artes Decorativas

El Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) presenta la exposición Pablo Reinoso. La vida se mueve, una invitación a adentrarse en el universo cambiante de un artista que habita la frontera entre el arte y el diseño. En esta muestra, el creador argentino —nacido en Buenos Aires en 1955 y residente en París desde 1978— despliega un conjunto de obras que cuestionan la función de los objetos y su capacidad de transformarse en algo más que materia: en un acto vital. Desde Arte.news creemos que esta propuesta se inscribe en esa rara línea de artistas que conciben la escultura como un organismo vivo, capaz de respirar, crecer y dialogar con el entorno.

En el recorrido por las salas del MNAD se suceden bancos que se desbordan, herramientas que cambian de propósito, marcos que se desenmarcan y estructuras que parecen estar en constante expansión. Estas piezas, entre la ironía y la introspección, se sitúan en lo que el propio Reinoso denomina “desplazamiento de la función”, una idea que convierte la utilidad en material escultórico y la vida cotidiana en metáfora. Su célebre serie de bancos “spaghetti”, donde las lamas de madera se liberan del diseño original para crecer de manera orgánica, condensa ese gesto de rebeldía formal que transforma lo funcional en poético.

Laocoonte, madera esculpida,
2014 © Joaquín Cortés y Pablo Reinoso
Studio

En La vida se mueve, la función —como la madera, el acero o el papel— se vuelve un medio expresivo en sí mismo. Hay en Reinoso una mirada humorística y biomórfica que conecta con el surrealismo más vitalista: sus bancos se retuercen como raíces, sus esculturas respiran y sus sillas mutan en formas vegetales. El comisario José Jiménez, filósofo y referente esencial de la crítica de arte española, interpreta estos juegos de líneas y vacíos como una poética del movimiento, una reflexión sobre la energía que sostiene toda forma. En sus palabras, la exposición revela no solo la concepción que el artista tiene de su obra, sino también la visión que el museo propone sobre su propia misión: la de reinterpretar el objeto como testimonio de la vida en transformación.

Algunas obras han sido creadas específicamente para esta exposición, como las “obras respirantes” y la instalación Incendios, perteneciente a su serie de los fuegos. En esta última, las maderas se elevan como lenguas de llama sobre un suelo cubierto de páginas abolladas de La divina comedia de Dante, una alusión directa al ciclo eterno de destrucción y renacimiento. “Aire, vida, dependencia, crecimiento, muerte… son palabras que me acompañan y que habitan mi obra”, confiesa Reinoso, situando su creación en el cruce entre lo orgánico y lo espiritual.

El artista argentino ha expuesto en instituciones como el Centro Pompidou, el Museo de Arte y Diseño de Nueva York, el Museo Metropolitano de Tokio o el MALBA de Buenos Aires, y sus piezas forman parte de colecciones de referencia en Europa y América Latina. Su trayectoria, que abarca escultura, instalación, arquitectura y diseño, es un continuo ejercicio de reconfiguración de la relación entre objeto y significado, una búsqueda de lo que late más allá de la forma.

Para Arte.news, La vida se mueve es una exposición que trasciende los límites de la estética y se adentra en el territorio de la experiencia. Frente a la rigidez del diseño, Reinoso propone la elasticidad de lo vivo; frente a la utilidad, la posibilidad del juego; frente al objeto, la emoción. En su obra, lo cotidiano se curva, se retuerce y respira, recordándonos que todo lo que se mueve —incluso la materia más dura— está, de algún modo, vivo.

Silla peluda (Thonet 9), madera y fibras
vegetales, 2005 © Carlos Yebra
Arte