Isabel Coixet y el arte de la desobediencia fragmentada

Visitar el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza este verano es enfrentarse a una paradoja estimulante: la de una cineasta que ha decidido contar historias sin cámara. En la exposición Isabel Coixet. Collages. Aprendizaje en la desobediencia, la directora barcelonesa traslada al plano visual lo que siempre ha defendido en sus películas: que la vida no se entiende de un solo golpe de vista, sino que se compone de fragmentos, de piezas dispersas, que el espectador debe recomponer.

Isabel Coixet en los Premios Goya (2018). Foto por Carlos Delgado.

Lo interesante de esta propuesta no es solo que Coixet presente medio centenar de collages, algunos en papel, otros en lienzo o táblex, otros incluso en soportes digitales. Lo que realmente provoca es la invitación a leerlos como si fueran películas suspendidas en el aire, narraciones mínimas que esperan de nosotros un esfuerzo por completarlas. Desde Arte.news creemos que esta apuesta consolida a Coixet como una creadora capaz de moverse con libertad entre disciplinas, porque tanto el cine como el collage parten del mismo gesto: reunir fragmentos para fabricar sentido.

Algunos podrían pensar que el salto de Coixet al collage es un capricho tardío. Sin embargo, al observar piezas como My homework is to practice civil disobedience (2024) o Finally, everyone had taken a picture of everything (2023), resulta evidente que hay una coherencia profunda. El collage, con su mezcla de imágenes, frases e interrupciones visuales, es el espejo natural del cine tal y como lo entiende Coixet: un lenguaje que nunca da todo masticado, que se abre a la ambigüedad y que deja un margen de misterio.

Finally, everyone had taken a picture of everything (2023), Isabel Coixet. Isabel Coixet. Collages. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

En este sentido, la comisaria Estrella de Diego acierta cuando afirma que “las historias mejor contadas son las que se construyen a retazos”. Esa idea no solo define la práctica del collage desde Picasso o Schwitters, también atraviesa la filmografía de Coixet, donde lo banal se convierte en detonante poético y lo cotidiano se revela bajo una luz inesperada.

El subtítulo de la muestra, Aprendizaje en la desobediencia, funciona como declaración de principios. Coixet no ha construido nunca relatos complacientes, ni en cine ni ahora en collage. Ha preferido detenerse en lo que parece insignificante, en los gestos mínimos, en frases en distintos idiomas que interrumpen el discurso y obligan a replantear lo que vemos. Esa “desobediencia” es, en el fondo, un aprendizaje: nos enseña a aceptar la discontinuidad, a convivir con el vacío, a reconocer que no todas las piezas encajan a la perfección.

My homework is to practice civil disobedience (2024), Isabel Coixet. Isabel Coixet. Collages. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Desde Arte.news interpretamos este gesto como un posicionamiento estético y vital. Frente a la tendencia de la cultura visual contemporánea a saturarnos de imágenes acabadas, limpias y cerradas, Coixet insiste en la necesidad de dejar espacios abiertos, de invitar al espectador a completar lo que falta. Y ahí radica la fuerza de esta exposición: no en el virtuosismo técnico, sino en la propuesta ética de mirar de otra manera.

En los collages de Coixet hay un tono juguetón y, al mismo tiempo, una seriedad latente. Su obra visual no busca competir con los grandes nombres del collage histórico, ni presentarse como un gesto oportunista dentro del marco de PHotoESPAÑA 2025. Más bien, plantea una continuidad personal: la de una creadora que ha encontrado en el collage un territorio para prolongar la misma pregunta que ya habitaba en sus películas: ¿cómo narrar lo invisible de la vida cotidiana?

El Museo Thyssen refuerza con esta muestra su voluntad de ser un espacio abierto a lenguajes híbridos, donde la frontera entre cine, fotografía y artes plásticas se diluye. En esa decisión institucional también hay una forma de “desobediencia”: la de un museo que no teme poner en diálogo a una cineasta con los grandes maestros de la colección permanente.

La exposición Isabel Coixet. Collages. Aprendizaje en la desobediencia no debe entenderse como un paréntesis en la trayectoria de la directora, sino como una extensión natural de su mirada. Lo que en el cine eran fotogramas aquí son recortes, frases, imágenes arrancadas de su contexto. Y lo que en sus películas era narración ahora se convierte en sugestión.

Nosotros creemos que el verdadero valor de esta muestra no está solo en las cincuenta piezas que se exponen, sino en la lección que transmiten: que el arte sigue siendo un espacio para aprender a desobedecer, a cuestionar lo dado y a inventar nuevas formas de mirar.

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