El Espacio Fundación Telefónica abre una exposición ambiciosa y profundamente contemporánea: “El sueño de la razón. Del Siglo de las Luces a la inteligencia artificial”, una muestra que traza un recorrido de cuatro siglos por la historia de la representación humana, desde los grabados ilustrados de los siglos XVII y XVIII hasta las imágenes generadas por algoritmos en pleno siglo XXI. En tiempos donde la tecnología parece avanzar más rápido que nuestra capacidad de comprenderla, esta exposición propone algo esencial: reconciliar la razón con la imaginación.
El título no es casual. Se inspira directamente en la célebre estampa “El sueño de la razón produce monstruos” de Francisco de Goya, publicada en 1799 dentro de Los Caprichos. Aquel mensaje —que la fantasía abandonada de la razón engendra monstruos, pero unida a ella da lugar a las maravillas— resuena hoy con una fuerza renovada. Más de dos siglos después, la exposición retoma esa advertencia para reflexionar sobre cómo el ser humano ha intentado entender y reproducir el mundo mediante imágenes, desde el grabado ilustrado hasta la inteligencia artificial.
Comisariada por Valentín Vallhonrat e Ignacio Miguéliz, y organizada en colaboración con el Museo Universidad de Navarra, la muestra reúne cerca de 300 obras procedentes de colecciones públicas y privadas —entre ellas la colección Fernández Hollman— y se presenta como un viaje visual e intelectual por los modos en que el arte, la ciencia y la tecnología se han entrelazado a lo largo del tiempo.
El recorrido arranca en el siglo XVIII, cuando el grabado representaba el instrumento más avanzado para traducir el conocimiento al lenguaje visual. Las láminas de la Enciclopedia de Diderot y d’Alembert, las vistas arquitectónicas de Piranesi o los volúmenes de la Descripción de Egipto muestran cómo la razón ilustrada transformó la mirada, al tiempo que democratizaba el acceso al saber. Frente a la inmediatez de las imágenes actuales, aquellas planchas de cobre y papel condensaban una fe casi utópica en el progreso humano y en la posibilidad de comprender el mundo mediante la observación.
Consideramos que uno de los mayores aciertos de esta exposición reside en su manera de tender puentes entre épocas. Los grabados de Piranesi —anticipos de las postales o las fotografías de viaje— dialogan con obras creadas con tecnologías de vanguardia, como Ecos de luz. Fragmentos del Foro Romano (2025) del estudio británico ScanLAB Projects, realizado con escáner láser LiDAR, o el proyecto audiovisual “Beauty of Science”, que revela la estética secreta de las reacciones químicas. En ambos casos, la tecnología no sustituye al ojo humano, sino que amplía su capacidad de ver.
El tránsito hacia la fotografía en el siglo XIX marcó un momento decisivo en la historia de la representación. Con el daguerrotipo y el negativo, el ojo humano comenzó a delegar su función en la máquina. La exposición recuerda esta revolución a través de pioneros como William Henry Fox Talbot, Anna Atkins o Noël-Marie Lerebours, cuyas imágenes científicas se convirtieron en metáforas de una nueva objetividad. Con ellos, la realidad pasó a ser registrada con una precisión inédita, pero también comenzó a ser interpretada desde la subjetividad artística. Esa tensión entre lo documental y lo poético atraviesa toda la exposición, especialmente en piezas como Storms (2021) del artista italiano Quayola, donde la pintura paisajística se reinterpreta mediante inteligencia artificial, revelando la persistencia del gesto humano incluso en el cálculo automatizado.
El Espacio Fundación Telefónica ha sabido crear, una vez más, un territorio de reflexión donde el arte dialoga con la ciencia sin jerarquías. Aquí, el grabado y la IA no aparecen como opuestos, sino como extremos de un mismo hilo narrativo: la búsqueda de sentido a través de la imagen. La huella manual del buril y el trazo invisible del algoritmo comparten una misma pulsión —la de comprender el mundo y traducirlo en formas visibles—, recordándonos que la tecnología no es enemiga de la razón, sino una extensión de la curiosidad humana.
Desde Arte.news entendemos esta exposición como un ejercicio de pensamiento visual: un intento de reconciliar la herencia ilustrada con el vértigo digital. Las obras seleccionadas, entre las que destacan las Vistas de Roma de Piranesi, los negativos fotográficos del XIX o las simulaciones generadas por IA, componen un relato donde cada época se refleja en la siguiente, como si la historia de la imagen fuera una serie de espejos encadenados.
La muestra, que puede visitarse gratuitamente hasta el 5 de abril de 2026 en la sede de la Fundación (C/ Fuencarral, 3, Madrid), incluye un amplio programa de actividades complementarias: visitas comentadas los miércoles y sábados, talleres familiares los domingos y recorridos adaptados para grupos escolares. Además, materiales descargables y encuentros públicos amplían la reflexión sobre el papel de la razón en la cultura visual contemporánea y los desafíos éticos y estéticos de la inteligencia artificial.
En tiempos donde la línea entre lo real y lo simulado se difumina, El sueño de la razón propone una pausa lúcida. Entre grabados, datos y algoritmos, la exposición nos recuerda que mirar sigue siendo un acto profundamente humano, y que incluso en la era digital, la imaginación necesita de la razón para no convertirse en monstruo.