El Museo Cerralbo vuelve a abrir sus salas al diálogo con otras colecciones. Desde el 9 de septiembre y hasta el 14 de diciembre de 2025, el visitante podrá descubrir en el Recibimiento de Verano un retrato singular de Paula Florido y Toledo (1856–1932), esposa de José Lázaro Galdiano. Se trata de una caricatura realizada en 1904 en la playa de Biarritz, firmada por un misterioso autor conocido como GIG, que inmortalizó en tono ligero a los miembros de la familia Lázaro Florido durante sus estancias estivales en la costa francesa. La pieza procede del Museo Lázaro Galdiano y llega a Madrid en calidad de préstamo, completando la tercera edición del ciclo Obras de Paso.
Lejos de ser una simple anécdota gráfica, el retrato de Paula Florido invita a reflexionar sobre la presencia de las mujeres en el coleccionismo artístico de principios del siglo XX. Desde Arte.news entendemos que este gesto museístico tiene un alcance mayor: no solo pone en valor una figura a menudo eclipsada por la de su marido, sino que además rescata el papel fundamental de las coleccionistas en la construcción del gusto, el patrimonio y las instituciones culturales de su tiempo.
El ciclo en el que se enmarca la obra, titulado “Cerralbo y las coleccionistas”, propone justamente esa lectura. A través de préstamos como el retrato de Leocadia Zamora y Quesada de Luis de Madrazo —presentado en la fase inicial— y ahora esta caricatura de Paula Florido, el museo articula un relato en torno a las mujeres que, desde posiciones privilegiadas pero también desde un compromiso personal, contribuyeron a enriquecer el panorama cultural de Madrid en la época de los marqueses de Cerralbo y Villa-Huerta. La vinculación de Florido con figuras como Trinidad von Scholtz-Hermensdorff, duquesa de Parcent, o con la Sociedad Española de Amigos del Arte, que organizó en 1918 una de las exposiciones más influyentes sobre retratos femeninos de la tradición española, amplía la mirada sobre las redes sociales y culturales de aquel periodo.

«GIG» ( firma de autor desconocido)
Para el público actual, esta “Obra de Paso” no es únicamente la oportunidad de contemplar un retrato peculiar, casi desenfadado, de una mujer relevante en la vida cultural de la época. Es también una invitación a repensar el papel del coleccionismo femenino, muchas veces olvidado en la historia oficial del arte. En este sentido, el proyecto del Museo Cerralbo funciona como una herramienta crítica: nos recuerda que la construcción de las colecciones no ha sido tarea exclusiva de hombres ni de grandes instituciones, sino también de mujeres que, con su sensibilidad y criterio, ayudaron a definir qué debía conservarse y exhibirse.
En Arte.news consideramos que el valor de esta iniciativa está en ese matiz: más allá de la anécdota de Biarritz y del autor desconocido de la caricatura, lo que se pone en juego es un debate sobre la memoria cultural y la justicia histórica. Rescatar a Paula Florido es, en cierta medida, rescatar a tantas otras coleccionistas cuyos nombres y decisiones han quedado en la sombra, pese a haber tenido un impacto decisivo en el tejido artístico español.
Al integrar esta pieza en el ciclo de Obras de Paso, el Museo Cerralbo reafirma su vocación de espacio dinámico, donde el patrimonio dialoga con otros fondos y donde cada préstamo sirve para abrir preguntas. La caricatura de Paula Florido, pequeña en tamaño pero inmensa en resonancias, se convierte así en símbolo de una temporada dedicada a la memoria, al coleccionismo y a la reivindicación de voces femeninas en la historia del arte.