En noviembre de 2025, el Museo del Louvre presentará al público uno de los acontecimientos más esperados en el ámbito de la restauración del patrimonio europeo: el regreso del Tríptico de Moulins, la obra monumental de Jean Hey, conocido durante siglos como el “Maestro de Moulins”. Tras una restauración de tres años que ha devuelto su brillo y su color original, este tríptico —uno de los mayores logros de la pintura francesa de finales del siglo XV— vuelve a exhibirse en París por primera vez desde 1937. Desde Arte.news creemos que este reencuentro entre obra, museo y público representa un gesto simbólico de enorme trascendencia: el redescubrimiento de un arte que define los orígenes mismos de la modernidad en Francia.
Encargado hacia 1498 por el duque Pierre II de Borbón y su esposa Ana de Francia, hija de Luis XI, el Tríptico de Moulins fue concebido para la colegiata de esa ciudad, hoy convertida en catedral. La pintura, dividida en tres paneles, fue durante siglos un testimonio silencioso de la devoción, el poder y el refinamiento de la corte de los Borbones. Conservada con celo en la sacristía desde el siglo XIX, la obra necesitaba una intervención profunda que restituyera su integridad técnica y cromática. La Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC) de Auvernia-Ródano-Alpes, junto con el Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia (C2RMF) y los talleres Arcanes y Tournillon, asumió el desafío de una restauración integral. Los resultados, que ahora se presentan en el Louvre, son asombrosos: las veladuras recobraron su transparencia, los dorados recuperaron su resplandor, y las formas originales volvieron a respirar bajo la luz del siglo XXI.
El Tríptico es más que una pintura: es un manifiesto visual de fe y poder. En los paneles laterales, Pierre II y Ana de Francia aparecen en oración, acompañados respectivamente por san Pedro y santa Ana, mientras su hija Suzanne, coronada, simboliza la continuidad dinástica de la casa de Borbón. En el centro, la Virgen en gloria emerge rodeada de ángeles, en un halo dorado cuya complejidad técnica ha fascinado a los especialistas. Los análisis del C2RMF revelaron que Jean Hey aplicó dos tipos distintos de dorado —oro puro y oro mezclado con plata— para generar una luminosidad envolvente, casi irreal, que funde lo celestial con lo humano. Esta sofisticación material se une a una composición rigurosamente equilibrada, donde la espiritualidad y el poder político se conjugan en un mismo gesto pictórico. Para Arte.news, la restauración permite entender de nuevo esa dualidad: la oración como símbolo de autoridad, y la belleza como afirmación de la fe.
Jean Hey, formado en Gante junto al maestro flamenco Hugo van der Goes, introdujo en Francia un lenguaje visual nuevo, donde la precisión flamenca se encuentra con la sensibilidad francesa. Su arte no fue solo un ejercicio de técnica, sino también una declaración estética. En el Tríptico de Moulins, el pintor combina la minuciosidad del retrato septentrional con la luminosidad naciente del Renacimiento italiano. Y no es casual que el marco central, el único original que se conserva, muestre una decoración de inspiración clásica: pilastras acanaladas, frisos vegetales y capiteles que revelan el impacto de las ideas italianas en la corte borbónica. El resultado es una síntesis extraordinaria, donde el Norte y el Sur de Europa se dan la mano para anunciar una nueva era del arte.

de Moulins © C2RMF / Thomas Clot
El proceso de restauración, iniciado en 2022, fue un modelo de colaboración entre ciencia y arte. Los expertos del C2RMF utilizaron reflectografía infrarroja, análisis físico-químicos y estudios de pigmentos para comprender la técnica del maestro. Las investigaciones revelaron que los paneles habían sido recortados en algún momento anterior a la Revolución francesa, lo que alteró su simetría original. La intervención reciente restituyó, sin invención ni artificio, la continuidad de las líneas arquitectónicas y la armonía de las figuras. También se descubrió que el marco central conservaba bajo las redoraduras posteriores la policromía original del siglo XV, que fue cuidadosamente revelada tras un minucioso proceso de limpieza. Todo este trabajo, realizado con la máxima precisión y respeto por el material histórico, tuvo como objetivo no solo preservar la obra, sino también devolverle su capacidad de emocionar. Desde Arte.news consideramos que pocas restauraciones logran un equilibrio tan delicado entre rigor técnico y sensibilidad estética.
El regreso del Tríptico al Louvre tiene además un valor simbólico. Allí dialogará con otras obras de Jean Hey conservadas en la institución: cinco pinturas, un dibujo y tres esculturas que completan el conjunto más importante del artista en el mundo. Esta presentación permitirá al público apreciar de manera integral su talento, su maestría en el retrato y su dominio de la luz, pero también su profunda comprensión del alma humana. En palabras de Sophie Caron, comisaria del museo, “Jean Hey no solo pintó la fe de los Borbones, pintó la esencia misma del poder, la serenidad y la esperanza”.
El museo acompañará la exposición con un programa de conferencias en el Auditorio Michel Laclotte y el Centro Dominique-Vivant Denon, donde especialistas como Caron, Dominique Martos-Levif y Grégoire Chalier abordarán los aspectos técnicos, políticos y simbólicos del tríptico. Además, la editorial Éditions du Patrimoine publicará el volumen Le Triptyque de Moulins. Restauration et redécouverte d’un chef-d’œuvre de Jean Hey, que documenta con detalle el proceso de investigación y conservación.
Desde Arte.news creemos que el renacimiento del Tríptico de Moulins es mucho más que un acontecimiento museístico: es una metáfora de la relación viva entre el arte y el tiempo. En cada capa de oro, en cada rostro restaurado, resuena la voz de un pintor que entendió el poder de la imagen como mediadora entre lo humano y lo divino. Que esta obra regrese al Louvre, restaurada y resplandeciente, significa que el Renacimiento francés, lejos de ser un capítulo cerrado, sigue desplegando su luz ante nosotros.