Marlene Dumas teje sus “Liaisons” con el Louvre: un encuentro entre pintura, historia y humanidad

A partir de diciembre de 2025, el Museo del Louvre incorporará una nueva obra monumental a su colección permanente: Liaisons, un conjunto de nueve lienzos creados por la artista sudafricana Marlene Dumas para el atrio de la Porte des Lions. Concebida como un diálogo entre la tradición pictórica y el presente, esta intervención establece un vínculo íntimo entre el museo, la historia del arte y la emoción humana.

Invitada por el Louvre, Marlene Dumas imaginó Liaisons a la escala de los antiguos relieves de mármol que antaño cubrían el mismo muro donde hoy se instalarán sus pinturas. La serie se inserta en una genealogía de grandes decoraciones in situ, integrando la historia del museo y su vocación de acoger la creación contemporánea en diálogo con los maestros del pasado.

Situada a la entrada de la Galerie des Cinq Continents, cerca de la Grande Galerie, la obra dialoga directamente con los iconos de la pintura europea. Desde Arte.news creemos que este emplazamiento no es casual: la artista, profundamente anclada en el medio pictórico, convierte este espacio en un lugar de reconexión con la materia, la mirada y la memoria.

El título Liaisons —palabra que existe tanto en francés como en inglés— alude a los lazos que unen territorios, personas y sensibilidades. En la voz de Dumas, el término adquiere resonancias amorosas y filosóficas: el arte como una forma de conexión emocional y humana, como un gesto de reconocimiento mutuo.

Cada una de las nueve pinturas presenta un rostro distinto: algunos más abstractos, otros más definidos, todos vibrantes en su ambigüedad. Dumas los concibió como encuentros más que como retratos. “El Louvre es un lugar de presencia frente a las obras”, señala la artista, y su serie lo reitera: un cara a cara con la humanidad reflejada en el arte.

Marlene Dumas devant la porte des Lions au musée du Louvre 2025 © Anton Corbijn

Marlene Dumas (nacida en 1953, Sudáfrica) vive y trabaja en Ámsterdam desde hace más de cuatro décadas. Reconocida como una de las grandes pintoras contemporáneas, su obra ha explorado con valentía la representación de los cuerpos, los afectos y las identidades marginadas. En sus palabras, “pintar es una forma de exorcizar el miedo, de luchar entre la libertad y el destino”.

Para Arte.news, la elección de Dumas por parte del Louvre simboliza una alianza entre la memoria clásica y la sensibilidad contemporánea. Su gesto, simultáneamente íntimo y monumental, sitúa a la pintura como un territorio aún vivo, capaz de hablar de las heridas y esperanzas del presente.

Dumas explica que cada lienzo comenzó con el vertido de pintura diluida sobre una tela tendida en horizontal, dejándose guiar por el movimiento del pigmento antes de definir los rasgos con rapidez y precisión. “Soy como una compañera de danza en un juego de azar”, afirma.
El resultado es un conjunto de rostros que parecen surgir de la materia misma, entre manchas, veladuras y trazos impulsivos. “La pintura y el dibujo no son dos cosas diferentes —dice Dumas—, son una fusión”.

En la entrevista con Donatien Grau, consejero de la presidencia del Louvre, Dumas confiesa que durante su juventud el museo le parecía “un lugar lejano, destinado a quienes amaban contemplar la historia europea de los muertos”. Con el tiempo, su relación cambió.
En 1985, una postal enviada a su madre con la Victoire de Samothrace marcó el inicio de una fascinación duradera: el Louvre dejó de ser un símbolo de distancia y se convirtió en una fortaleza de humanidad compartida.

Esta transformación se refleja en Liaisons. La artista reconoce influencias directas de obras del Louvre, como L’Esclave mourant de Miguel Ángel o el relieve de la diosa Ishtar, e incluso cita sus propias reinterpretaciones, como Mourning Marsyas (2024).
En cada referencia late un deseo de reconciliar el pasado con el presente, el mito con la experiencia contemporánea.

El nombre Liaisons no es una alusión literal a Les Liaisons dangereuses de Choderlos de Laclos, sino una metáfora sobre las relaciones inestables entre las obras, los artistas y los espectadores.
Para Dumas, las pinturas “funcionan como cuerpos sensuales, intentando seducir al espectador, sabiendo que nunca podrán ser fieles a una sola interpretación”. En este sentido, el proyecto se abre al juego del deseo, la mirada y la traición simbólica de las imágenes.

Los rostros que conforman Liaisons no representan héroes ni víctimas, sino presencias anónimas que habitan el inconsciente colectivo. Reflejan tanto la belleza como la fragilidad de la condición humana. “No puedo pintar directamente las horrores de los genocidios actuales, pero su sombra está en el estado de ánimo en el que nacen estos rostros”, confiesa Dumas.
Para Arte.news, esta afirmación resume la potencia ética y poética de su obra: la pintura como testimonio silencioso del mundo, un espejo donde las emociones humanas —el miedo, el amor, la pérdida— encuentran forma.

Liaisons no es solo una intervención artística, sino una conversación activa con los grandes nombres del Louvre. En los nueve lienzos aparecen ecos de Delacroix, el Bernini o Michelangelo, pero también de Bataille, Thérèse de Ávila o incluso de Gaspar Noé. Dumas entrelaza el cine, la literatura y la filosofía con la pintura, reivindicando su poder híbrido y sensual.

La artista reconoce que trabajar a esta escala —con pinturas tan grandes, situadas tan alto— fue un reto poco familiar. “Prefiero mirar las pinturas de cerca”, dice, “sentir sus gestos, entrar en su realidad metafísica”. Aun así, espera que el público perciba esa intimidad incluso desde la distancia: que los rostros, suspendidos sobre el atrio, vibren como presencias vivas frente a los visitantes.

En palabras de Laurence des Cars, presidenta-directora del Louvre, “la obra de Marlene Dumas constituye un repertorio de maneras de pintar y dibujar, tanto como una invitación a confrontarnos con nuestra humanidad”.

Liaisons es más que una incorporación al Louvre: es un gesto de apertura entre épocas, geografías y sensibilidades. Desde Arte.news creemos que Dumas nos recuerda que toda obra de arte es una forma de vínculo, un intento de conectar lo que está separado: los cuerpos, las memorias, las culturas. En la era de las imágenes digitales y la inmediatez, su pintura lenta, táctil y cargada de ambigüedad nos invita a recuperar la mirada, a detenernos frente a lo humano. Como las mejores obras del Louvre, Liaisons nos enfrenta con nuestra propia historia —la visible y la invisible—, recordándonos que todo, como decía un sabio citado por la artista, “está ligado a todo”.

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