Robo en el Louvre: un golpe al corazón del patrimonio europeo

La mañana del 19 de octubre de 2025, el Museo del Louvre vivió uno de los episodios más graves de su historia reciente: un robo por efracción en la emblemática Galería de Apolo, donde se conservan las joyas de la Corona de Francia y la colección real de gemas. En una acción rápida e insolemnemente sencilla, un grupo organizado logró forzar dos vitrinas de alta seguridad y sustraer ocho piezas de valor incalculable, entre ellas la diadema de la reina María Amelia, el collar y los pendientes de zafiros pertenecientes a la misma reina, el collar y las pendientes de esmeraldas de María Luisa, así como dos piezas célebres de la emperatriz Eugenia: su diadema y el gran lazo de corsaje que lució en numerosos retratos oficiales.

Este episodio, más allá del suceso policial, pone de relieve el delicado equilibrio entre la seguridad patrimonial y la accesibilidad pública de los grandes museos. La Galería de Apolo, espacio cargado de simbolismo, no solo alberga tesoros materiales, sino también una parte esencial de la historia de Francia. Su carácter de vitrina del poder monárquico, desde Luis XIV hasta Napoleón III, convierte este robo en un golpe simbólico al legado cultural europeo.

El Ministerio de Cultura ha confirmado que no hubo heridos, ni entre el personal ni entre los visitantes, y ha expresado su agradecimiento a los empleados del museo por su profesionalidad y rapidez de actuación. La ministra de Cultura subrayó, además, que el suceso se produce en un momento de renovación estructural del Louvre dentro del proyecto “Nuevo Renacimiento”, anunciado por el presidente de la República a comienzos de año. Este plan incluye un nuevo esquema de seguridad integral, con la instalación de cámaras de última generación, sistemas de detección perimetral y un centro de control renovado, medidas que se están implementando progresivamente.

La Brigada de Represión del Bandidismo (BRB), bajo la autoridad del Parquet de París, ha asumido la investigación, calificada como un caso de robo en banda organizada y asociación de malhechores con fines criminales. Los investigadores están examinando las grabaciones de las cámaras de seguridad y las huellas materiales dejadas en la escena, mientras las piezas desaparecidas se han incluido en la base de datos internacional de bienes culturales robados.

Este suceso, lamentable, reabre un debate necesario sobre la vulnerabilidad de los museos frente a las redes del mercado negro del arte. La paradoja del Louvre —custodiar el pasado mientras se expone al presente— vuelve a hacerse visible: proteger las joyas de la realeza en el corazón de la República no es solo una cuestión de vigilancia técnica, sino de responsabilidad colectiva hacia el patrimonio.

Lo ocurrido en la Galería de Apolo recuerda que la belleza y el valor cultural son, a la vez, un privilegio y una fragilidad. Cada piedra preciosa sustraída es también una página arrancada a la memoria común de Europa. Sin embargo, la rápida actuación de los trabajadores del museo y la coordinación con las autoridades francesas evidencian que, incluso ante la pérdida, la defensa del patrimonio sigue siendo un acto de resistencia cultural.

Collar reina María Amelia.
Colección Museo del Louvre.
Arte